16.5.12

-Bienvenida otra vez -musitó, tomándome en brazos- Has dormido profundamente, no me he perdido nada -sus ojos centellearon- empezaste a hablar en sueños muy pronto.
-¿Qué oíste? -Los ojos dorados se suavizaron.
-Dijiste que me querías.
-Eso ya lo sabías -le recordé, hundí mi cabeza sobre su hombro.
-Da lo mismo, es agradable oírlo.
Oculté la cara contra su hombro.
-Te quiero -susurré.
-Ahora tú eres mi vida -se limitó a contestar.

-Crepúsculo-

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