No intentes enterrar el dolor, se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies, se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia, y con ella el golpe que las originó. Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde. ¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia? A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás a la ciudad contigo. No hay tierra nueva ni mar nuevo, la vida que has malogrado queda en cualquier parte del mundo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarAww..... Me encanta tu blog *.*
ResponderBorrarHay que aprender a aceptar todo con la cabeza bien alta y no huir de nada.!
ResponderBorrarGenial como escribes, de verdad.
Besoss ;)
No hay que dejar pasar las heridas, hay que curarlas, sino con el tiempo regresan y sentis como si el tiempo no hubiese pasado, y duele, aún más que en ese momento. Un beso (:
ResponderBorrar