—¿Y qué le pasa a Romeo?— le pregunté, un poco molesta. Era uno de mis personajes de ficción favoritos. Creo que hasta estaba un poco enamorada de él hasta que conocí a Edward.
—Bien, en primer lugar, está enamorado de esa Rosalinda, ¿no te parece que es un poco voluble? Y luego, unos pocos minutos después de su boda, mata al primo de Julieta. No es precisamente un rasgo de brillantez. Acumula un error tras otro. ¿Habría alguna otra manera más completa de destruir su felicidad?
Suspiré.
—¿Quieres que la vea yo sola?
—No, de todos modos, yo estaré mirándote a ti la mayor parte del rato— sus dedos se deslizaron por mi piel trazando formas, poniéndome la carne de gallina—. ¿Te vas a poner a llorar?
—Probablemente —admití—. Si estás pendiente de mí todo el rato.
—Entonces no te distraeré- pero sentí sus labios contra mi pelo y eso me distrajo bastante.
La película captó mi interés a ratos, gracias en buena parte a que Edward me susurraba los versos de Romeo al oído, con su irresistible voz aterciopelada, que convertía la del actor en un sonido débil y basto en comparación. Y claro que lloré, para su diversión, cuando Julieta se despierta y encuentra a su reciente esposo muerto...
-Luna Nueva-
Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.
ResponderBorrarSaludos y feliz domingo.
Los romances de Hollywood se quedan en nada cuando conocemos el amor de verdad :)
ResponderBorrarPreciosa entrada, un beso!
es muy triste esa pelicula, la de romeo y julieta!!! me encanto el dialogo! un beso grande!
ResponderBorrarLeí esta parte y me recordó a mi leyendo el libro, tirada en mi cama.
ResponderBorrarQué buenos tiempos *-* jaja
Me encantó.
Besos agridulces♥