20.7.10

Forever, I promise

La amistad es una cajita de cristal. Pequeña, transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor. Un cristal fino donde te reflejas. Material en el que están hechos tus sueños. Son porciones de tu corazón que intentas que no se rayen nunca. Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas. Es eso que recoges por el camino y guardas en tu cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo. Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes. Eso que más allá del mundo encuentras. Eso que te abraza cuando piensas que no puedes más. Algo que lamentas no ver. Porque el amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo sientes. Y, aunque se encuentre sentado a tu lado, tú nunca lo ves como la materia física que es. Su esencia oculta entre los pliegues del terciopelo de tu cajita de cristal. A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia. Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes. Es aquello por lo que darías todo. Menos tu cajita de cristal…
Por eso gracias por estar siempre, en las buenas y en las malas, por sacarme una sonrisa cuando estoy triste, por poder confiar en ustedes, por pasarla bien, divertirme, reírme, por enterderme, por darme abrazos cuando más los necesito. Gracias por quererme tal y como soy, sin importar mis defectos, por estar ahí siempre para mí, por ayudarme. Y sé que no me cambiarían por nada ni nadie, como yo tampoco haría con ustedes. Los amo con cada parte de mi corazoncito.

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